lunes, 15 de diciembre de 2008

el puercoespin


Puerco espín es el nombre que se aplica de forma genérica a varias especies de mamíferos roedores incluidas en las familias Erethizontidae e Hystricidae.
La especie más conocida,
Hystrix cristata, mide unos 60 cm de largo y 25 de altura y puede llegar a pesar unos 15 kg. De cabeza grande y robusta, tronco corto y patas provistas de fuertes garras. El dorso y las partes laterales del cuerpo están provistos de largas púas blancas y negras, puntiagudas y fuertes, que pueden llegar hasta 35 cm de largo y le recubren enteramente el dorso, los flancos y la cola. Tienen un olfato excepcionalmente sensible, mientras que el oído y la vista están poco desarrollados. Es un animal solitario, de costumbres crespusculares y nocturnas y muy hábil excavador.

Habitat [editar]
Los puerco espines son habitantes de las regiones cálidas de
Asia y África y únicamente una especie, el Puercoespín común (Hystrix cristata), penetra hasta Sicilia y el sur de Italia. Por otra parte, muchos zoólogos no creen en la espontaneidad de estas poblaciones, sino que opinan que fueron implantadas por los romanos.

Comportamiento [editar]
El puerco espín no suele importunar a ningún animal, pero cuando está en peligro, eriza las púas y las sacude haciendo sonar su cola al mismo tiempo. Las púas no se hallan sólidamente implantadas en la
piel lo que permite que se aflojen al ser agredidos. Al contrario de la creencia popular, los puerco espines son capaces de lanzar sus púas de manera defensiva.[1] Vive, solitario o en pequeños grupos familiares, en terreno seco y con maleza, sobre todo en las faldas de las colinas y a menudo en las proximidades de las viviendas del hombre. Se oculta en las grietas de las rocas o en unas madrigueras que excava él mismo. Es un animal nocturno, que se orienta sobre todo por el oído y el olfato. Se nutre de las partes verdes de los vegetales, de raíces, tubérculos, distintas plantas agrícolas y, ocasionalmente, de alimentos cárnicos. Puede recorrer hasta varios kilómetros lejos de su madriguera en busca de alimento. Los jóvenes nacen con vista y con unas púas blandas.

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