jueves, 18 de diciembre de 2008

Sierra Nevada: Mitos y Leyendas

La Escoba del Diablo.
Se cuenta que en una época remota existió un castillo en la Alpujarra, en el cual habitaban un rico señor y su hija, a la cual guardaba como si de un preciado tesoro se tratase. Cuando ésta cumplió 20 años, fue prometida en matrimonio a un señor de la comarca, de tanta riqueza y poder como él, pero igualmente tan déspota y brutal, sin haberse dado cuenta de que ella se había enamorado de un pastor de la tierra, siendo correspondida. Cuando se supo la noticia y aunque pensaban que no había ninguna esperanza, los amantes tomaron la decisión de escapar y, si era necesario, morir, antes incluso que separarse. Cayó la noche y el pastor se dirigió en busca de su amada. En el camino, un hombre, que afirmó ser el diablo y que quería ofrecerle su ayuda, le proporcionó una escoba capaz de barrer la nieve por sí sola. Escoba en mano, los jóvenes huyeron hasta llegar a las cercanías del pico Alcazaba, lugar en el que la escoba comenzó a barrer por sí sola y provocó un alud, sepultando a quienes les seguían. La escoba quedó allí olvidada y hoy en día sigue barriendo la nieve y provocando aludes.
Laguna de Vacares.
Donde hoy en día se halla la Laguna de Vacares, en un tiempo lejano existió un jardín muy hermoso, al que frecuentemente acudía una bella princesa al encuentro con su amante. Un influyente príncipe moro también la amaba pero sin ser correspondido. Un día, cansado de ser rechazado y cegado de celos se quiso vengar y decidió asesinar a su rival. Una noche, mientras los amantes se hallaban reunidos, consumó su venganza cortándole la cabeza al joven, quien, seguidamente, se convirtió en una piedra negra aún hoy visible sobre uno de los márgenes de la laguna. Ante esta visión, la princesa subió a una peña, comenzó a llorar hasta cubrir el jardín con éstas e inundándolo por completo. Tras ello se convirtió ella también en una roca. Se dice también que en ocasiones se escuchan gritos terribles gemidos, procedentes del fondo de la laguna, proferidos por el moro.

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